Estos días realizamos nuestra misión en los pueblos de Tintinco y Chillihuani, volvemos a estos pueblos después de dos meses y la gente se nos acerca como en el tiempo de Jesús, pidiendo oraciones y bendición sobre ellos y sus viviendas, rezamos junto a muchas familias, les alentamos a no desfallecer en su fe y a buscar siempre las cosas de Dios; al despedirnos varios de ellos nos pedían suplicantes:  “quédense con nosotros”.  

"La mies es mucha, pero son pocos los obreros. Por eso, rueguen, por lo tanto, al dueño de la mies que envíe trabajadores a su mies". (Mt 9, 35-38)

Fueron días de gracia y nosotras estamos contentas ante el privilegio de servir a los más pobres entre los pobres.