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Semana Vocacional

SEPT 11, 2024

Esta primera semana de septiembre fuimos invitadas a participar en una semana vocacional de un colegio Marista en el distrito de Barranco.

La semana vocacional se convirtió en un viaje inesperado, un recorrido por las inquietudes y aspiraciones de los adolescentes. Con cada actividad, se destapó un torrente de emociones, pensamientos y preguntas que parecían flotar en el aire, aguardando el momento adecuado para ser expresados. Desde el primer momento, el ambiente se llenó de una mezcla palpable de entusiasmo y nerviosismo. Los estudiantes, en plena búsqueda de su identidad, se encontraron cara a cara con un sinfín de posibilidades. Congregaciones de religiosos y religiosas, matrimonios, profesionales, y sacerdotes fueron el escenario ideal para que se plantearan esas grandes preguntas que los acosan: “¿Qué quiero hacer con mi vida?”, “¿Cuál es mi propósito?”, “¿Cómo puedo encontrar mi pasión?”. Era evidente que muchos de ellos sentían el peso de la incertidumbre, un fardo que parecían llevar a cuestas.

A lo largo del día, fuimos testigos de transformaciones. Las miradas perdidas comenzaron a brillar con curiosidad. Los adolescentes comenzaron a abrirse, compartiendo sus dudas y vulnerabilidades, revelando sus anhelos más profundos. Algunos se sintieron perdidos, atrapados en un mar de opciones, mientras que otros encontraron la fuerza necesaria para explorar caminos que nunca se habían atrevido a imaginar.

Nos dimos cuenta de que, en el fondo, todos anhelamos lo mismo: encontrar un propósito que dé sentido a nuestra existencia. Y aunque el camino hacia la vocación puede ser incierto y a menudo complicado, este viaje nos enseñó que no están solos

Al concluir esta enriquecedora experiencia, llevamos con nosotros mucho más que respuestas. Nos llevamos un renovado sentido de comunidad, la certeza de que cada duda es un paso hacia la autocomprensión y la esperanza de ver a los adolescentes florecer en sus propias verdades. La semana vocacional se cerró, pero su impacto perdurará en cada corazón que, valiente y decidido, sigue buscando el eco de su propia vocación.