"El Señor nos bendijo con nuestra cuarta hija (María Fátima Isabella) que nació en Perú"
Somos una familia colombiana y llevamos 20 años de casados, fruto de este bello matrimonio son nuestros cuatro tesoros: Alejandro de 19, Valentina de 12, Sara de 7 y Fátima de 5 años.
En medio de nuestra vida matrimonial hemos tenido varios altibajos y dificultades, pero, dentro de todo, lo más bello que nos ha sucedido es el habernos adentrado en un proceso de conversión, que comenzó, cuando nos sentimos inspirados por el Señor para ser parte activa de la construcción del Reino de Dios.
Hemos empezado trabajando con los habitantes de la calle (mal llamados en nuestro país: “desechables”), a los cuales nosotros llamábamos “miseritos” cuyo significado era el de “necesitados de misericordia”. Salíamos cada sábado y llevábamos un plato de comida digno (con arroz, lentejas, huevos y una bebida caliente), alcanzábamos a cubrir 200 porciones, e íbamos hasta donde ellos se encontraban; esta actividad la hacíamos acompañados de nuestros dos primeros hijos (Valentina y Alejandro) que para aquella época tenían 2 y 7 años respectivamente. Para financiar esta pequeña obra confiábamos en la Divina Providencia que se manifestaba gracias al fruto de nuestro trabajo, al apoyo económico de algunos de nuestros amigos y de algunas personas que fueron conociendo la obra.
Además de esta labor hacíamos apostolado en tres hogares en Bogotá: el primero, el hogar “Luz y Vida” donde ayudábamos a dar la comida a los niños con discapacidad; en este hogar, habían alrededor de 200 niños huérfanos que tenían diversas enfermedades; el segundo, era el hogar de las “Misioneras de Cristo Maestro” cuyo carisma se desarrolla en medio del servicio a los niños más pobres, allí apoyábamos con la repartición de los alimentos; y por último, en el hogar “Betania” de las “hijas del Corazón Misericordioso de María” cuyo apostolado está enfocado hacia mujeres embarazadas en alto riesgo de vulnerabilidad, lugar al cual íbamos a escuchar y a aconsejar a dichas mujeres para que pudieran llevar adelante todo el proceso de gestación.
Durante esta época atravesamos un período de crisis económica, donde nos vimos en la necesidad de decir al Señor que no podíamos seguir con la misión, ya que el dinero no alcanzaba y veíamos que nuestra primera obligación eran nuestros hijos, aunque en nuestros corazones ardía ese deseo de seguir sirviendo al Señor en los más pobres.
Empero, fue entonces cuando el Señor en su infinito Amor y Misericordia nos presentó la obra de los “Misioneros Siervos de los Pobres” obra de la cual nos enamoramos a “primera vista”. Aunque nuestro “sí” había sido inmediato, el Señor nos hizo esperar por 4 años para poder venir al Perú. En el transcurso de la espera, nuestro buen Dios permitió que pudiéramos retomar nuestros apostolados en Bogotá, gracias al apoyo económico de un grupo de personas que conocieron nuestro apostolado y al apoyo espiritual de los padres Orlando Ibarra (agustino) y Manuel Gómez (capuchino). En esa época también nos bendijo con la llegada de nuestra tercera hija (Sara).
"En medio de nuestra vida matrimonial hemos tenido varios altibajos y dificultades"
Damos gracias a Dios y a la Santísima Virgen María por la vida de cada uno de los que apoyan de una u otra forma a los “Misioneros Siervos de los Pobres”
Llegamos a Perú el 13 de febrero de 2016, durante estos 6 años hemos servido donde nuestros superiores nos lo han pedido, dando clases de religión, tutoría y moral en los colegios de nuestra comunidad, además nos han encargado varias responsabilidades como el comedor del colegio “Santos Francisco y Jacinta Marto”, las diversas visitas a las casas de nuestros alumnos, donde hemos podido palpar más íntimamente el sufrimiento de nuestros niños y sus familias.
Hace cinco años que nuestro hijo mayor Jhon Alejandro (ahora con 19 años), ingresó al Centro Vocacional “San Luis Gonzaga” para discernir su vocación religiosa, en dicho centro terminó su secundaria, y dada la formación religiosa que en dicha comunidad recibió para la vida religiosa, decidió continuar su proceso formativo, ingresando el 4 de mayo de 2019 a la comunidad de padres y hermanos de los MSP. Después de culminar con su proceso de aspirantado, ha ingresado en el postulantado que tiene lugar en la casa de formación “Santa María Madre de los Pobres” que los MSP tienen en Ajofrín, España. ¡Les suplicamos vuestras oraciones para que pueda perseverar en este llamado!
Por otra parte, el Señor nos bendijo con nuestra cuarta hija (María Fátima Isabella) que nació en Perú. Nuestras hijas estudian en el colegio “Santa María Goretti” que pertenece a nuestra comunidad, y aunque no participan directamente de la misión, ellas han podido palpar en carne propia el sufrimiento de sus compañeras. En el colegio reciben el mismo trato que todas las estudiantes, y es gracias a este compartir que han podido desarrollar valores muy importantes para su crecimiento espiritual y personal.
Damos gracias a Dios y a la Santísima Virgen María por la vida de cada uno de los que apoyan de una u otra forma a los “Misioneros Siervos de los Pobres”. Cuentan con nuestras pobres y humildes oraciones para que el Señor y la Virgen María derrame todas las gracias necesarias sobre cada uno de ustedes.
Unidos en la oración
Familia Bustos Cristancho